Cuando el calor aprieta y apetece algo ligero pero sabroso, no hay nada mejor que unos spaghetti con tomate fresco. Esta receta es un clásico del verano italiano: rápida, sencilla y con pocos ingredientes… pero que explotan de sabor cuando se combinan correctamente.
Hoy te enseño cómo preparar spaghetti con tomate fresco de verdad, como se harían en una cocina familiar del sur de Italia, respetando la tradición, los tiempos y sobre todo, el alma de la pasta.
¿Por qué esta receta es tan especial?
Puede parecer simple, pero si preparas bien unos spaghetti con tomate fresco, el resultado es mucho más que una pasta: es un plato equilibrado, aromático y profundamente mediterráneo.
Todo depende de la calidad de los ingredientes y del punto de cocción justo.
Ingredientes para 2 personas
- 200 g de spaghetti
- 300 g de tomate fresco maduro (puede ser tipo Roma o cherry)
- 2 dientes de ajo
- Unas hojas de albahaca fresca
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal marina
- Opcional: un toque de peperoncino o parmigiano rallado
Paso a paso: cómo preparar spaghetti con tomate fresco
Hacer unos buenos spaghetti con tomate fresco no requiere complicaciones, pero sí atención a los detalles. Esta receta representa la esencia de la cocina italiana: pocos ingredientes, máxima calidad y una técnica sencilla pero precisa. Aquí te explico cada paso para que tu plato sea ligero, sabroso y verdaderamente mediterráneo.
1. Elige los ingredientes adecuados
Para esta receta, no improvises. Usa spaghetti de buena calidad, tomate fresco maduro, albahaca natural y un buen aceite de oliva virgen extra.
Estos elementos son la clave para que tus spaghetti con tomate fresco tengan ese sabor italiano inconfundible.
2. Prepara los tomates
Lava los tomates y, si quieres una salsa más fina, pélalos con el método clásico: escáldalos durante 30 segundos y pásalos a agua fría.
Pícalos en cubos pequeños y resérvalos.
La textura y el sabor del tomate serán la base del éxito de tus spaghetti con tomate fresco.
3. Cocina la salsa con calma
Pon un poco de aceite de oliva en una sartén, añade los dientes de ajo machacados y deja que se doren sin quemarse.
Luego incorpora el tomate picado, un poco de sal y deja cocinar a fuego medio por unos 10 minutos.
La salsa debe quedar suelta, ligera y fragante.
Recuerda que los spaghetti con tomate fresco no deben nadar en salsa espesa, sino absorber la esencia del tomate.
4. Cuece la pasta al dente
Hierve los spaghetti en abundante agua con sal. No los rompas ni los cocines en exceso.
Unos spaghetti con tomate fresco solo funcionan si están al dente, con esa firmeza característica que absorbe bien la salsa.
Guarda una taza del agua de cocción antes de escurrirlos: puede ser útil para ajustar la consistencia final del plato.
5. Saltea y mezcla
Escurre la pasta y viértela directamente sobre la salsa caliente.
Saltea todo junto durante 1–2 minutos, añade un poco del agua reservada si es necesario y mezcla bien para que cada spaghetti se impregne del sabor del tomate.
6. Finaliza con albahaca y sirve
Justo antes de servir, añade las hojas frescas de albahaca. Nunca antes, nunca cocidas.
Un chorrito de aceite crudo por encima y —si lo deseas— una pizca de queso parmesano o pecorino.
Y ahí lo tienes: unos spaghetti con tomate fresco como los que comerías en una trattoria romana frente al mar.
Sencillos, intensos y absolutamente inolvidables.

Nota personal de la Chef
Esta es una de esas recetas que preparo siempre que quiero volver a mis raíces. Me recuerda los veranos en casa, los tomates recién cogidos del huerto de mi abuela, el olor del ajo en el aceite caliente…
No subestimes nunca lo simple: los spaghetti con tomate fresco bien hechos, con cariño, pueden ser tan memorables como una lasaña o una carbonara.
Solo en el blog: cómo lograr un tomate perfecto para la salsa
Si hay un ingrediente que puede elevar —o arruinar— unos buenos spaghetti con tomate fresco, ese es, sin duda, el tomate.
No todos los tomates sirven, y no basta con abrir una lata o usar cualquier variedad del supermercado.
Aquí en el blog te explico exactamente cómo elegir, tratar y cocinar el tomate para conseguir una salsa ligera, brillante y llena de sabor.
🍅 1. Escoge tomates bien maduros y aromáticos
La base de unos excelentes spaghetti con tomate fresco está en utilizar tomates en su punto justo de maduración.
El color debe ser rojo intenso, la piel lisa y el aroma claramente perceptible incluso sin cortarlos. Si al presionar suavemente ceden un poco, están listos.
Evita tomates duros, pálidos o refrigerados: carecen de dulzor y sabor.
🔥 2. Pélalos si buscas una textura más fina
Aunque no es obligatorio, pelar los tomates ayuda a obtener una salsa más suave y delicada.
Para hacerlo fácilmente, escáldalos durante 20–30 segundos en agua hirviendo y pásalos a agua fría. La piel se desprenderá sola.
Este truco es muy útil si quieres que tus spaghetti con tomate fresco tengan una salsa más refinada, sin restos de piel que puedan interferir en la textura.
🧄 3. Cocción corta, sabor fresco
No sobrecocines el tomate. A diferencia de una salsa de ragù, en esta receta buscamos frescura.
10 minutos de cocción a fuego medio, con un buen aceite de oliva y ajo dorado al inicio, son más que suficientes.
Así conservarás el brillo, la acidez natural y esa textura casi “cruda” que hace que los spaghetti con tomate fresco se sientan ligeros pero intensos.
🌿 4. La albahaca: cruda y al final
Este punto es clave: la albahaca no se cocina.
Agrega las hojas frescas al final, justo antes de servir.
Así perfumarán el plato sin perder su esencia.
Es la nota verde que completa el equilibrio mediterráneo que define a los verdaderos spaghetti con tomate fresco.

Preguntas Frecuentes
¿Puedo usar tomate en lata en lugar de fresco?
Puedes, pero no será lo mismo. La receta se llama spaghetti con tomate fresco por algo. Si no tienes acceso a buen tomate fresco, usa tomates pelados de lata italianos de alta calidad.
¿Qué pasa si cocino demasiado la salsa?
Pierdes la frescura. La gracia de esta receta está en el contraste entre la acidez natural del tomate y la intensidad del ajo y la albahaca.
¿La albahaca se cocina o se pone cruda?
Siempre al final. La albahaca no se debe hervir: se marchita y pierde su aroma. Añádela justo antes de servir.
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